Navegando entre hielos

Cualquier barco que quiera navegar por las frías aguas de Groenlandia tiene que estudiar con antelación las previsiones de hielo que cada tres días el Instituto de Meteorología danés publica a través de internet (www.dmi.dk) o por radio.

Resulta curioso ver cómo en muy pocos días las diferentes zonas de hielos  y su grosor  evoluciona. Parece como si el hielo cobrara vida, navegando, derritiéndose y volviendo a hacerse fuerte en poco tiempo.

Los hielos se suelen clasificar en función de su “edad”, diferenciando entre hielos de temporada y los que han sobrevivido desde el año anterior o incluso más. En estos mapas, también podemos apreciar los diferentes grosores,  así como la acumulación en porcentajes de cada zona, en una clasificación que va del 1 a 9. Cada numeración tiene un color diferente en los mapas, lo que nos posibilita anticiparnos y establecer de antemano una posible ruta. Ocurre en ocasiones, que en la misma zona podemos encontrar diferentes grosores, pudiendo variar éste en 24 horas, debido a los vientos y sobre todo, a las corrientes que mueven los hielos.

A partir de un grosor mayor de 5/6 no es recomendable navegar si no se tiene experiencia en hielos,  ni si no se dispone de una embarcación adecuada para ello, con casco de metal y una dura proa. Un grosor del número 9 nos informa de la presencia de una masa compacta e impenetrable de hielo.

Sin embargo navegar por zonas de grosores del  1 al 4 puede resultar una experiencia inolvidable siempre que el viento esté en calma y la mar llana, permitiéndonos disfrutar de un paisaje impresionante mientras nos abrimos camino a unos 2 o 3 nudos de velocidad.

En estos mapas podéis apreciar los diferentes colores y por lo tanto grosores de las zonas de hielo del sur de Groenlandia, y comprobar cómo en pocos días se mueven bastante.

También se reflejan en estos archivos la posición de los grandes icebergs, no así la de los pequeños pedazos que se van desprendiendo y que suponen un gran riesgo para la navegación. Siempre que veamos un iceberg grande intentaremos pasarlo por barlovento (la dirección de donde viene el viento), puesto que estos trozos pequeños tienden a derivar hacia sotavento.