Navegar guiados por los astros

El capitán del Pakea Bizkaia, Unai Basurko, muestra cómo los navegantes de antaño utilizaban los astros -el sol, la luna, los planetan y las estrellas- para guiarse en la mar.

Los marinos durante siglos han utilizado las estrellas para guiarse en medio del mar, donde no hay nada más que agua y las referencias de tierra no existen. Estos aventureros consiguieron hasta hace poco orientarse lejos de la costa por medio de los astros sin la ayuda de aparatos electrónicos como el GPS.

Con el desarrollo de las matemáticas y el estudio de la astronomía, diversas civilizaciones se aventuraron a navegar lejos de la costa. Los griegos ya en el siglo II a.C. dibujaron un mapa del firmamento poniéndoles nombres a muchas estrellas, formando una serie de constelaciones con las que consiguieron guiarse a través del mar Mediterráneo.

Los astros utilizados en la navegación astronómica son: el sol, la luna, los planetas y 99 estrellas. Durante varios siglos se utilizaron estos astros para calcular la latitud de un lugar y hacer las correcciones al rumbo del barco con la ayuda del sextante, la brújula o compás magnético y los aparatos de la época para medir la velocidad. No se consiguió la manera de calcular la longitud hasta el siglo XVIII cuando se descubrió el cronómetro marino, que no es más que un reloj lo suficientemente preciso como para proporcionar la hora exacta durante largos períodos.

Para saber dónde nos encontramos y calcular la latitud y la longitud de un lugar, necesitamos un sextante, una brújula, un cronómetro y el almanaque náutico, el cual nos da la posición del sol, de la luna, de los planetas y de 99 estrellas para cada día del año. Tenemos que medir la altura de tres astros con el sextante, medir su azimut o ángulo que forman con el Norte por medio del compás magnético y anotar a la hora en que se han tomado dichas mediciones, para con una serie de cálculos trigonométricos obtener finalmente la latitud y la longitud del lugar donde nos hallamos.

Todos los astros tienen un movimiento aparente, que visto desde la tierra va de Este a Oeste girando en torno a un eje que va de Norte a Sur. La estrella polar está situada justo en el mismo Polo Norte, por lo que el resto de las estrellas giran alrededor suyo.

Midiendo la altura de la estrella polar respecto al horizonte por medio de un sextante y con una serie de pequeñas correcciones que nos da el almanaque náutico, conseguimos de una manera muy sencilla hallar la latitud del lugar donde hemos realizado la medición.

También midiendo la altura que alcanza el sol a mediodía o la de cualquier otro astro de los que aparecen en el almanaque náutico, al paso de éste por encima de la línea imaginaria que va de Norte a Sur pasando por nuestra posición, conseguimos encontrar la latitud de dicha posición.