Historia VII (Duración de las campañas y especies de ballenas)

Al principio de la industria ballenera vasca en Labrador, en los años 1540, las expediciones duraban cinco o seis meses. Los balleneros partían en torno a abril, para llegar a la Gran Bahía para “la costera de ballenas del verano” en junio/julio.

Cazaban principalmente la ballena franca septentrional, que pescaban en el Cantábrico, u otra especie de ballena franca de características similares que desconocían: la ballena polar o de Groenlandia (Balaena mysticetus). Después del viaje de vuelta de unas cuatro semanas, los arrantzales regresaban a Europa por septiembre.

A partir del año 1550, tras descubrir una segunda llegada de ballenas a la Gran Bahía en septiembre/octubre, los balleneros empezaron a quedarse más tarde, para “la costera del invierno” (ballenas polares). Podían llenar los galeones en noviembre o antes, pero corrían mayor peligro por los temporales del otoño. En 1565 el San Juan de Pasaia se hundió cargado en Buttes durante una tormenta otoñal; el San Nicolás de Bilbao llegó cargado a Castro el 20 de diciembre. En esos años de auge algunos barcos comenzaron a partir por junio, sólo para la segunda y mejor costera.

En el año 1570 las tripulaciones a menudo permanecían en Labrador hasta diciembre e incluso enero, cuando llegaba el severo clima invernal. Corrían el riesgo de quedarse atrapados en los puertos, que normalmente empezaban a congelarse, y tener que invernar para lo cual no estaban preparados. En 1576-77 cientos de marineros murieron así. Ocurría que ya no se podían llenar los galeones antes de la congelación, debido al cada vez menor número de ballenas.

Texto: Michael Barkham

Imagen: Vista de Red Bay, Labrador, el antiguo puerto ballenero vasco de Buttes, donde los arqueólogos han hallado más de 140 esqueletos de balleneros vascos. Muchos sin duda fallecieron durante la desastrosa invernada de 1576-77. Foto: M. Barkham.