Orcas y Calderones de Aleta Larga

Desde que zarpamos de Terranova y comenzamos a cruzar el Atlántico parece que la vida ha despertado a nuestro alrededor, sobre todo, desde que nuestro velero se sumiera en la Corriente del golfo.

Orcas, calderones, delfines, dorados, tortugas, tiburones peregrino e infinidad de aves marinas se han dejado ver. La gran visibilidad que el buen tiempo ha traído nos está permitiendo ver vida a cada momento.

Además de los delfines comunes que han nadado en nuestra proa, quienes más se han dejado ver han sido las orcas y los calderones. Tanto las orcas (Orcinus orca) como los calderones de aleta larga (Globicephala melas) o comúnmente llamadas ballenas piloto, pertenecen a la familia de los delfines o Delphinidae, y son cetáceos con dientes de pequeño tamaño. Se diferencian de los delfines en el hecho de que en ocasiones realizan migraciones largas en función del alimento y en que prefieren las aguas profundas.

Ambas especies son gregarias por naturaleza, es decir, tienden a vivir en grupos bien estructurados, es por ello por lo que nunca los veremos en solitario.

En el caso de las orcas, resulta fácil diferenciar las hembras de los machos y las crías de los adultos. Para ello no tenemos más que fijarnos en su aleta dorsal. La de los machos tiene una forma similar al triángulo isósceles y cuanto mayor es el ejemplar más larga. Tanto, que en ocasiones llegan a medir metro y medio y están onduladas del peso que soportan. El grupo que el otro día se acerco estaría formado por alrededor de 20 ejemplares, con dos machos, varias hembras adultas y un montón de crías.

Los calderones de aleta larga, no se acercaron tanto al barco, permanecieron más cautelosos y se trataba de un grupo más amplio. Estos cetáceos suelen viajar en grupos de 10 a 60 ejemplares pero en ocasiones pueden llegar a reunirse millares. Son los cetáceos que más varamientos sufren y cuando le pasa a un individuo, el grupo siempre permanece con él, quedando todos los individuos varados. Desgraciadamente en Europa esta especie es conocida por la matanza que todos los años se realiza en las islas Feroés.

Ambas especies habitan también en aguas del Cantábrico y no resulta complicado avistarlas en verano al  alejarnos un poco de la costa.