24 de Enero de 2013Mikel Lejarza es capitán de El Saltillo, el buque escuela de la UPV-EHU. Residente en Algorta, de 42 años, está realizando a bordo del Pakea Bizkaia el tramo desde Bahía Blanca (Argentina) hasta la Antártida y el camino de regreso a Ushuaia.
Mikel Lejarza es capitán de El Saltillo, el buque escuela de la UPV-EHU. Residente en Algorta, de 42 años, está realizando a bordo del Pakea Bizkaia el tramo desde Bahía Blanca (Argentina) hasta la Antártida y el camino de regreso a Ushuaia.
Lejarza destaca de este tramo “la especial naturaleza. La mar, el viento, los cambios térmicos a lo largo de la travesía y la expectativa que despierta la península Antártica y el salto hasta ella”.
El capitán de El Saltillo es un navegante con experiencia y conocimientos de navegación, por lo que su papel en el barco es importante. “Me encargaré del cuidado y mantenimiento de todos los elementos de máquina. Aparte, como cualquier otro tripulante, cubriré una de las guardias”, explica.
Sus expectativas no tenían límite antes de partir. “Vamos a navegar por unas aguas desconocidas para mí y bajo el mando de Unai Basurko. Espero que todo eso me aporte experiencia y conocimiento sobre navegación, que me ayude a aprender a reaccionar en situaciones adversas y un poco límites. Por otro lado, espero que la convivencia durante dos meses, en estas condiciones y con gente que no nos conocemos mucho, me enriquezca en lo personal. Siempre se sacan cosas positivas de estas situaciones”, afirma.
La aportación de Mikel Lejarza a la expedición es la de sus “conocimientos en la navegación, en las máquinas marinas, en el mantenimiento o en la resolución de problemas inesperados”.
De esta aventura le interesa todo, pero sobre todo “el volver todos sanos y salvos, tanto el barco como la tripulación”. “A partir de ahí, todo lo que se haya aprendido, todo lo que se haya vivido, la cantidad de naturaleza en estado puro que hemos encontrado, espero que todo eso sea algo que me quede ahí para toda la vida”, añade.
Sobre el proyecto educativo, Lejarza opina que “es algo que hasta ahora se estaba haciendo bien poco. Creo que está bien empezar con los más pequeños, hacerles partícipes de la mar y su entorno. Animarlos a que aprendan a quererlo y valorarlo, y que empiecen a verlo desde la mar y no siempre desde tierra como algo ajeno a ellos. Que lo vean como algo de todos y algo que hay que cuidar y preservar”.